Siempre pensamos en las zonas áridas como en suelos sin
ninguna vegetación, pero es una creencia totalmente falsa. Muy al contrario,
esos suelos están plagados de unas complejas comunidades de líquenes, musgos,
algas, hongos y bacterias, que viven íntimamente asociadas a las partículas del
suelo. En su conjunto se conocen como Costras Biológicas del Suelo o Biocostras.
Aunque aparecen como una capa muy fina de pocos milímetros,
desempeñan un papel muy importante en los ecosistemas, y tienen una influencia
decisiva en las condiciones del suelo bajo la superficie y en los organismos y
plantas que viven sobre ese suelo. Son, por tanto, fundamentales para restaurar
los suelos degradados.
Yolanda Cantón
Castilla
Licenciada en Ciencias Biológicas por la
Universidad de Granada.
Doctora por la UAL, con una tesis
desarrollada en la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC) en Almería.
Actualmente es Catedrática del Departamento de Agronomía en la UAL.
Sus áreas de investigación son la
ecohidrología de zonas áridas, y el estudio de la degradación y restauración de suelos.
En los últimos años está centrada en
las costras biológicas del suelo. En concreto en el análisis del efecto de las
biocostras en la hidrología de zonas áridas, en la fijación y emisiones de CO2
y sus efectos sobre el cambio climático y en la protección que ejercen
reduciendo la erosión.
Actualmente, desarrollan nuevas
estrategias, en base en la inoculación de biocostras, para recuperar los suelos
de zonas áridas.